Vamos  juntas en tu carro. Hablamos nuevamente de nuestras interminables  preocupaciones. Nos vemos al espejo y somos las mismas chicas. Con los  mismos deseos, con la misma sonrisa y el mismo cigarro de hace ya 6 años  y medio. Estamos, aquí y ahora. Pasamos por las mismas calles que  siempre solíamos viajar. Los mismos atajos. Los mismos huecos en la  pista. Nos vemos una a la otra. Nos reímos de estupideces. Esta vez ya  no estamos drogadas. Hemos dejado viejos vicios, han aparecido otros.  Buscamos un grifo donde poder comprar 6 latas de cerveza para continuar  con la conversación. Atrás las palabras están mas intensas. Es el  trabajo. Es el arte. Es la pastrulada sin estar necesariamente high. Es  un estado permanente.
Me  dices lo mismo que hace años atrás. Yo te escucho. Sin embargo, las casi  respuestas son nuevas y causan otros descubrimientos. En ti, en mí. Me  mires y me sonríes. Yo me miro y me cago de la risa por dentro. Como ha  pasado el tiempo. ¿Nos estaremos haciendo viejas? Ya no hay esa tristeza  en nuestros ojos, ni en nuestra risa muecona.
Que  divertido. En realidad, los días así son bien bonitos.
Disfruto  de esto. De todo. Me siento viva nuevamente. Me siento presente. Como  una acción. Como una mujer.
De  lejos miro todo lo que hemos pasado. El semáforo, la tienda, ese señor  que aun espera su combi, el perrito de la casa de rejas negras, el  tiempo, la tristeza, el sin sabor.
Ahora  es de noche y sin embrago hay tanta luz. 
Me  ha dado hambre, no soy la única. Pediremos una pizza.
Por  fin llegamos a tu casa.
Fin
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario